No necesito esos recuerdos conmigo



Ayer a la mañana, sin buscarlo, encontré el regalo que me hiciste cuando cumplimos un año. No entiendo cómo es que estaba ahí. Aunque tampoco recordaba haberlo tirado, creo que supuse todo este tiempo que -simplemente- había desaparecido. Cuando volví tarde a casa, me di cuenta -después de años- que al lado de la tele está eso que me regalaste nuestro primer diciembre juntos. Todos estos meses/años estuvo tan cerca mío y nunca me di cuenta. Ya es momento de que me deshaga de esas cosas, no necesito esos recuerdos conmigo.

¿Las promesas? ¡En el trasero!


me pierdo tantas cosas...
algún día voy a dejar de ser un boludo.
te prometo

De: el flaquito
1:46 2-MAY-09

Las locuras de mi vieja



Nueve de la mañana de hoy

Mamá: Apurate que quiero ser abuela antes de los sesenta...



Nota: Mi vieja nació en 1955, saquen sus propias cuentas y conclusiones.
Hombres interesados, favor de enviar CV con foto. También se acepta teléfono de banco de "peces" (?)

Banalidades # 1


* Últimamente, tengo cero inspiración (se nota en mis posts cortos);
* No entiendo por qué me estoy aburriendo tan rápido (igualmente, la vida no son puras diversiones, hay que bancarse estar aburrida, no digo que haga mal);
* Por ahora, mi último día de laburo es el veintisiete de noviembre (no les conté pero estoy laburando desde el primer lunes del mes en una revista), es una especie de pasantía;
* Hoy a la tarde, un tipo de cuarenta y largos sentado adelante mío en el bondi casi se babea mirándole el bulto a un flaco parado al lado mío (lo firmo acá, le estaba mirando el bulto);
* El martes rindo y me van a hacer el tujes.

Rompe-cabezas


No es necesario tener todas las piezas
para empezar a armar mi rompecabezas.

Abriendo puertas




TIRE y EMPUJE no son las únicas palabras que me van a abrir muchas puertas.
Hay otra un poco más larga a la que le tengo que prestar más atención.
El cartel dice: HACÉ CASO.

Sobre martes treces y la falta de piel


Volviendo del laburo en bondi -y sentada en el último asiento individual de la fila- vi por la ventanilla a un bombonazo andando en bici, en contramano. Tenía el pelo bien corto y medio rubión, unas gafas enormes con marco rojo, bermudas oscuras y cantaba casi gritando, con sentimiento. Lo seguí como tres metros, embobada. Tal vez más. Sin darme cuenta, había dejado de cantar lo que sonaba en mi celular; había cerrado el libro que tenía en mis manos sin siquiera retener el número de página.

Pensé en pararme, pedir permiso y bajar gritando. Correr por el medio de la avenida hasta alcanzarlo y declararle mi amor, pedirle matrimonio, arrodillarme y todo. Después me di cuenta que el chofer no iba a frenar su marcha para abrirme la puerta; los autos no iban a parar en sincronizado para dejarme pasar; el flaco no me iba a escuchar porque estaba compenetradísimo en su música. Y, suponiendo que todo eso sucediera (hoy, martes trece), quizás lograba llegar a él y no pasaba nada. Quizás lo miraba y me miraba y no sentíamos ser los únicos en el planeta, se seguía escuchando todo el ruido a nuestro alrededor, no se veían corazones rojos por doquier. Quizás me agarraba la mano y a mi no se me llenaba la panza de mariposas.



-Piel

La piel no se hace, no se compra, no se inventa. No hay santo al que rezarle, no hay medicamento que nos cure de la falta de piel. O hay o no hay. Así de simple y así de complejo. Y uso este último adjetivo porque sé que hay una persona que anda dando vueltas. Antes de conocerla, me armé en la cabeza una perfecta historia de amor. Bueno, no es la primera vez que me pasa, tengo buena imaginación (a veces). Y prometimos muchas cosas. Hasta que nos vimos. Y la pasamos bien, de verdad que estuvo bueno. Fue una situación cómoda, divertidísima pero faltaba algo. Porque yo no tenía ganas de tirármele encima. (Sí, ustedes pueden sentir cosas diferentes cuando ven que hay piel con otra persona pero yo pensé que iba a tener ganas de tirármele encima y de no querer separarme por un tiempo.) Me sentía una mierda por haber hablado tanto, por haber imaginado tanto, por haber planeado tanto y en voz alta.

A él (el chico ingenioso) no le pasó lo mismo. El dio por sentado que sí había pasado algo más, que yo había sentido algo más. Me imagino que en el momento se debe haber sentido re bien porque yo daba pie para seguir hablando y seguir con todas esas cosas de mina buena onda. Pero ya tenía en claro que no había chances de nada, que faltaba química, no sé. Tal vez piel y química no son lo mismo. Y hablé de lo complejo del asunto porque algo que siempre comento con mis amigas es que estamos hablando de un pibe que podría hacerme bien; un tipo super bueno, simpatiquísimo, muy inteligente. Hoy por hoy, estamos buscando lo mismo. Pero no puedo y eso es más fuerte que yo.

Las hay para todos los gustos


Utilizando una de mis expresiones más tiernas, quiero confesarles que me jugué el culo al truco, me estoy quedando chatísima. ¡Rememosla con la delantera! ¡Que no decaiga, loco! Recuerden que siempre hay un roto para un descosido. "Gustos son gustos", decía una vieja mientras se comía un frasco de mocos.

El sexo opuesto


Al consumir entre cuatro y seis litros de líquido por día, creo que me gustaría ser tipo para tener pito y, les aseguro, pelaría en cualquier lugar para hacer pis. Por eso, a veces, me dan ganas de ser chabón (?) ¿A ustedes qué les gustaría tener del sexo opuesto y por qué?

Colectivero y la puta que te parió



¡Andate BIEN a la concha de tu madre!
¡Colectivero tenías que ser, puto!*

(*): Y a todos los colectiveros buena onda les agradezco que ejerzan bien su labor y espero que entiendan que lo de arriba -'colectivero tenías que ser'- es sólo para ofender al hijodeputa ese, no intento ofenderlos a todos. Gracias por los lindos viajes que recorremos juntos, espero sigamos unidos mucho tiempo más (tampoco tanto).

"¡Qué básicos que son los hombres!"


Después de un mes sin hablar, mi tierno amigo me dejó un mensaje en el Messenger que decía: "Vos sos una gila por no estar, sabelo". ¿Perdón? Caliente como estaba, lo llamé. No contestó. Le mandé un sms que decía: "No entiendo de qué me hablas". Las posibilidades de que estuviera pasando por un momento de mierda (serio de verdad) eran pocas (y digo esto porque conozco a su familia y me hubiera enterado). Él siempre agranda todo.

Seis horas más tarde sonó mi celular y vi su nombre en la pantalla. Lo atendí así-nomás. Hice hincapié en esto que él tiene de vivir reprochándole cosas a la gente pero tener baja tolerancia para aceptar los reproches del resto. Obvio que se defendió durante los cortos minutos que duró la llamada. Me dijo que se había ido de mi cumple porque tenía otro (y me juró y perjuró que me lo había dicho. Mentira). Así que quedamos en eso. En que ahora yo sé lo que él piensa y él sabe lo que pienso yo. De mi parte, ya no hay ganas de volver a lo de antes. Como dice mi superamiga: "¡Qué básicos que son los hombres!".

Pornoco


-¿Eso es un pornoco?
-No, pá
-A eso, en mi barrio, lo llaman pornoco
-Chau pá (matate)