finalmente, la ansiada convivencia


Desde hace semanas, meses, le vengo insistiendo a mi vieja con que se tome algunos días de vacaciones pero ella me dice que sí y después, ¡minga!, se hace la boluda y sigue con sus cosas, muerta de cansancio. Así se pasa la vida. Para celebrar el Bicentenario, novio y yo nos fuimos unos días a San Pedro. Volvimos recomendádole a mamá el hotel en el que habíamos estado esos cinco días. Es así como hace veinte minutos salió el micro que, luego de dos horas de viaje, la llevará a aquella hermosísima y tranquila localidad bonaerense. Es decir que, hasta el viernes, queda mi hogar-dulce-hogar a mi cargo y, obviamente, desde anoche novio está instalado ♥

Sin pelos en la lengua*


A diferencia de lo que muchos y muchas podrían pensar, yo creo que, cuanto más y mejor onda tengas con tu señorita depiladora, peor es. ¿Por qué? Porque se te cuelga hablando de todos sus problemas y piensa que ya te chupa un huevo cómo te deje. ¡Error! Ya que nos caemos tan bien y excelentes confidentes somos, deberías ser mucho más detallista y puntillosa. ¿Sí, Andrea?

*perdón si se malinterpreta el título de este post ;)

A mí me sale así


No. No lloro porque estoy triste, angustiada, enojada, iracunda. Tampoco porque las cosas me salen mal, porque todo lo que toco se rompe, porque me siento meada por una manada de elefantes. Nada de eso. Nada más lejos de la realidad, no me siento así ni a palos. No me creo una desgraciada, tampoco una malparida. No vivo pensando en las cosas que no me banco de lo que soy, de lo que hago o de lo que me pasa o me deja de pasar. Es, simplemente, que llega un punto en el que me siento tan bien con todo lo que me das, que me da por llorar. Y me sale así. A mí me sale así. Controladora de nacimiento (y en continuo perfeccionamiento del oficio, por desgracia), trato de dejar que por lo menos esto fluya. No pretendas entenderme ni pienses cosas locas. Que no cunda el pánico que está todo mucho más que bien ♥

hay días para quedarse a mirar,
hay días en que hay poco para ver,
hay días sospechosamente light...
hay un deseo que pido siempre que pasa un tren